De entre todas
las cosas
que quisiera
preguntar yo en este papel,
sólo acontece
una, y ésta es:
¿Qué es la
mujer?
¿Y por qué tanta
discordia sobre su ser?
¿Alguien que ose
responder?
¿Lo veis?
Toda la historia
reflexionando sobre qué es el hombre,
discusiones
abrumadoras sobre su existencia,
razón y fe,
y curiosamente a
nadie se le ocurrió preguntar
¿Qué es la
mujer?
-¿Acaso hay
diferencia entre ambas incógnitas?-
Más no me
atrevería a responder,
más bien
preguntarle a ella,
gran
desconocida:
¿Tú qué crees?
O mejor aún,
viajar en el
tiempo
y ser discípulo
de Hipatia,
o morir de amor
infinito
con la poesía
platónica
de Tullia
d’Aragona,
luego quizás viajaría
53 años atrás
y fotografiaría a
Rosalind Franklin
recogiendo el
Premio Nobel de Medicina.
Ojalá pudieras,
gran desconocida,
cogerme de la
mano y viajar conmigo.
Pero no podemos.
Tu alma sigue
esclava,
y la mía… la mía
te abraza con
esperanza.
Oh querida
desconocida,
¿Dónde te has
metido?
Tu cuerpo apenas
sostiene
una infamia tras
otra,
ya no puedes más…
¡Aguanta!
¡Tú eres capaz!
Quiero que
sepas,
gran
desconocida,
que aunque jamás
escuches mis
palabras,
sé que algún día viajaremos juntos
hacia la
libertad.